Dirección: Adam Robitel.
Reparto: Jill Larson, Anne Ramsay, Michelle Ang...
Historia:
Un equipo universitario interesado en hacer un documental sobre las etapas y proceso de degradación de las personas mayores afectadas por Alzheimer contactan con una mujer con apuros económicos, está dispuesta a que filmen a su madre en el día a día a cambio de una cantidad de dinero. Lo que empieza como la documentación visual de las huellas que la enfermedad va dejando en la frágil anciana va transformándose en el testimonio de algo mucho más aterrador.
Crítica:
Película del subgénero found footage (falso documental) filmada en pleno auge de este tipo de metrajes, pero que, a diferencia de la mayoría, es capaz de convertirse en una auténtica joya del terror ,mezclando de una forma original la temática posesiones con el drama de la terrible enfermedad del Alzheimer, haciendo que la fusión no chirrie, al contrario, creando una perfecta transición entre los dos elementos. Bajo presupuesto no tiene porque significar baja calidad, con escasos y justos efectos, ambientación adecuada y una muy digna interpretación, he aquí una pequeña obra que sorprenderá al más crítico . Destaco y elevo a diez la aportación de Jill Larson en el papel de la enfermiza Deborah. Se merienda al resto de actores ( Incluso en una secuencia, a uno se lo traga literalmente), el personaje de esta mujer comienza siendo a nuestros ojos vulnerable, sensible...pero poco a poco se ira metamorfoseando, iremos viendo como se oscurece hasta alcanzar uno de los personajes más siniestros que recuerdo.
La escena de la mina es antológica, con una de las secuencias mas aterradoras de la historia del cine reciente (no exagero). Por supuesto, os recomiendo visionarla en V.O. subtitulada, no por pedantería sino porque, apreciaréis mejor la interpretación.
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